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30 de enero de 2012

Claves para alargar el acto sexual

¿Cuánto dura el coito? ¿Qué puedo tomar para que dure más? ¿Si ingiero la pastilla azul, es mejor? Todas las respuestas.

Seguramente, muchos se identificaran con estas preguntas. Son las que casi a diario escucho en la consulta por varones de las más diversas edades. Y siempre les pregunto: que es mucho, que es poco y las respuestas me indican cuantas inseguridades y complejos rodean la sexualidad masculina. Indudablemente, el estereotipo masculino del varón que "debiera ser sexualmente experto", " de cuya responsabilidad depende el disfrute de su pareja", sigue causando estragos entre los hombres, víctimas de esta tradición machista que entiende que "el placer femenino es cosa de ellos".

Esto significa poder cumplir un objetivo y cuantas más veces mejor. Este objetivo es en general la penetración y el orgasmo. De este modo se transforma al sexo en trabajo, como una obligación mas de las tantas que presenta el diario vivir.

Muchos de los problemas sexuales masculinos se deben a la llamada "ansiedad por rendimiento". En general, el hombre se siente permanentemente responsable de la efectividad del coito. Cumplir con estos estándares es más valioso para muchos hombres, que la posibilidad de gozar realmente. Desconocen que no existe una forma correcta de hacerlo y no hay metas especiales que alcanzar. Tampoco saben que es característico, del varón, el hecho de que luego de un orgasmo pase por un periodo de tiempo llamado periodo refractario, variable según la edad, el estado de salud, el momento del día, durante el cual por mas que se lo estimule vigorosamente no lograra una nueva erección y menos una eyaculación. Es decir que tendrá que pasar un tiempo suficiente y que, no es igual para todas las personas, para conseguirla.

En esto se diferencia de la mujer que puede tener un orgasmo tras otro (multiorgasmo). Si bien muchos varones jóvenes pueden tener uno o dos orgasmos por encuentro, quedando la gran mayoría, satisfechos con el primero, esto no significa un criterio de normalidad o anormalidad. Las relaciones sexuales no son sólo penetración sino también juegos, caricias, besos, variaciones en la posición.

En este contexto, no es de extrañar que el mercado publicitario, y mucho de lo que se vende por la Web, tienda a ofrecer supuestos productos afrodisíacos para ellos, del tipo 'mejora tu vida sexual' o 'si quieres puedes', o "para que sus relaciones sexuales duren más", reforzadores en realidad de su autoestima. Y, a mi entender, muchas de estas propuestas son inapropiadas no por sugerir la posibilidad de disfrute sexual, sino por la mentira que encierra dicha propuesta, porque aprovecha la obstinada inseguridad masculina sobre su capacidad para demorar el coito.

El problema es que bajo la promesa de mayor disfrute se presenta la relación sexual como un ejercicio gimnástico de resistencia, donde en lugar de suscitar el placer del vínculo, se propone la duración del acto como fin.

Muy frecuentemente atiendo a parejas, en las que el placer se perdió, pues, confundidas, intentan alcanzar fines poco realistas. Desconocen, que algunos hombres jóvenes sometidos a una estimulación constante suelen eyacular en un corto espacio de tiempo. Y que la mayoría de las mujeres no consiguen tener un orgasmo a través de la penetración vaginal, por mucho que se esfuerce el compañero. Y que este tipo de respuestas de ninguna manera se pueden considerar disfuncionales. Y lo que es más importante aun: que en una pareja cada uno es responsable de su placer.
Ayuda mucho a superar estos problemas cuando, particularmente el hombre, se ve recurrentemente "enfrentado al sexo como un trabajo", empeñado en conseguir dar más placer a su pareja, se cuestione si en el fondo no está aplacando sus propios fantasmas interiores, su baja autoestima e inseguridad.

ic. Diana M. Resnicoff
Psicóloga clínica. Sexóloga clínica.