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24 de marzo de 2012

El RI 4 en Malvinas, por el General de Brigada Diego Alejandro Soria..

Estimados lectores del blog de la radio, les propongo compartir este documento realizado por el General de Brigada Diego Alejandro Soria sobre Malvinas.

-      EL  RI 4  EN  MALVINAS –

                                                                   * Por el General de Brigada Diego Alejandro Soria.

                El Regimiento de Infantería 4  estaba integrado con soldados conscriptos de las provincias de Corrientes, Chaco, Formosa y Misiones, que en su mayoría poseían un nivel socio-cultural bajo y que nunca se habían alejado de la zona en que vivían, lo que dificultaría su adaptación brusca a las condiciones climáticas de las Malvinas.

                  El regimiento había realizado la instrucción correspondiente al año militar 1981 completo, efectuando todos los períodos y ejercitaciones previstos, incluyendo los ejercicios finales de la III Brigada de Infantería y participando en los del Colegio Militar de la Nación, que los realizó en el campo de la guarnición Monte Caseros.

                 En noviembre se había producido la primera baja de la clase 1962 incorporada, el 25% de ella. En 1982 estaba prevista, en forma experimental, la incorporación periódica, cuatrimestral de la clase 1963. A principios de febrero se incorporó el primer escalón, que realizó el subperíodo básico de instrucción hasta fines de marzo, tras lo cual los reclutas salieron con unos días de licencia.

                 En el aspecto logístico existían grandes problemas, entre ellos carencia total de mochilas y útiles de zapa; el vestuario y equipo provistos correspondían a la zona subtropical y el recibido posteriormente en el sur no fue suficiente.

                 Al tomarse conocimiento de la recuperación de las islas Malvinas se convocó a los soldados de baja y licenciados, la gran mayoría de los cuales efectuó su presentación antes de recibir la cédula de llamada.

                El 6 de abril el Regimiento recibió del Comandante de la Brigada una orden preparatoria de alistamiento para trasladarse al Teatro de Operaciones Sur (Patagonia). En su cumplimiento, la unidad debió completar su organización creando la compañía C, que no existía en tiempo de paz, lo que se logró  empleando los soldados de la clase recién incorporada. También se completaron los cuadros con oficiales y suboficiales asignados por el Comando de Institutos Militares, entre ellos media docena de subtenientes en comisión, es decir cadetes que recién comenzaban el IV año del Colegio Militar, los que tendrían un brillante desempeño en las operaciones y dos de ellos serían  heridos en combate. También se recibieron de la Escuela de Suboficiales Sargento Cabral cabos en comisión, dos de los cuales encontrarían gloriosa muerte en combate.

                        El regimiento se trasladó a la Patagonia, donde se preparó para cumplir diferentes misiones, hasta que se decidió su traslado a la Isla Soledad, el que se produjo a partir del 27 de abril. Al día siguiente ocupó una posición transitoria en el monte Wall, previendo su traslado a la isla Gran Malvina, pero la iniciación de los ataques británicos el 1° de mayo lo impidió, por lo que permaneció en la posición ocupada con misión de reserva.

                      El RI 4 debió segregar la compañía A, que quedó a órdenes del comandante de la Agrupación de Ejército Puerto Argentino y fue empleada como seguridad en la costa norte de la península de Fresinet y una sección de tiradores de la compañía B para dar seguridad en la sede del gobierno militar en Puerto Argentino. También agregó la sección antitanque al Regimiento de Infantería 5 y una ametralladora MAG con su dotación para reforzar la tripulación del barco “Monsumen”, requisado a la Falkland Islans Company (FIC) y empleado como transporte entre las islas. En reemplazo de estas fracciones, se recibieron dos secciones de la Compañía Comando y Servicios de la IIIra. Brigada de Infantería, con personal armado exclusivamente con fusiles FAL y pistolas ametralladoras PAM.

                   Se hizo el planeamiento y se ejecutaron los reconocimientos y acuerdos para el empleo de la unidad como reserva; tenía previstas once misiones de contrataque, bloqueo y refuerzo.

                      Durante el mes de mayo se recibía cotidianamente fuego de perturbación de fragatas y destructores británicos. Cada noche, entre las 2230 y 0400 aproximadamente, dos barcos iniciaban el cañoneo, que se extendía desde nuestras posiciones hasta Puerto Argentino. Ese fuego nos causaba pocas bajas porque ocupábamos posiciones en desenfilada, pero cumplía el objetivo de desgastarnos.
                      Los heridos recibían la primera atención en el puesto de socorro del Regimiento, a cargo del Tte 1ro Méd Cucchiara, pero su evacuación al hospital militar de Puerto Argentino constituía un problema. Las ambulancias no iban a buscarlos porque se podía recibir fuego naval o  aéreo en el camino, así que teníamos que trasladarlos en nuestros camiones Unimog. Las camillas de nuestra dotación no eran devueltas, por lo que una vez empleadas las pocas que teníamos, debíamos mover los heridos en mantas.

                    La Unidad nunca descansaba al completo, manteniendo permanentemente una parte de su personal en alerta. También sufrimos esporádicos ataques de aviones con cohetes. El Regimiento carecía de armas antiaéreas orgánicas, pero a mediados de mayo se recibieron algunos lanzadores individuales de misiles tierra-aire de origen soviético provistos por las Fuerzas Armadas Peruanas. Lamentablemente, no teníamos personal que conociera dichas armas; a los oficiales que se las proveyó para su uso, se les dio una somera explicación sobre su manejo. Pese a ello llegaron a lanzarse algunos misiles contra aeronaves enemigas, pero lógicamente no dieron en el blanco.

                  El 21 de mayo a la mañana temprano, la aviación enemiga atacó los helicópteros de Ejército argentinos que estaban en la ladera norte del Monte Kent. Durante el ataque, los Harrier rodeaban ese cerro y pasaban sobre las  posiciones de nuestro regimiento, desde las que se les hacía fuego reunido con nuestras armas. La sección de la compañía C del Subteniente Llambías, que se encontraba como seguridad en el Monte Challenger, alcanzó a uno de ellos, que debió hacer un aterrizaje de emergencia en un portaaviones.

                      El 28 de mayo, ante la inminente caída de Darwin-Goose Green, el Regimiento fue agregado a la Agrupación de Ejército Puerto Argentino y dos días más tarde ocupó una nueva posición para desempeñarse como escalón seguridad de la posición defensiva de la capital de las islas. En el desplazamiento al nuevo emplazamiento, el material fue transportado en parte por dos helicópteros, que lo dejaron disperso en una amplia zona, lo que motivó un ímprobo trabajo al personal, que debió llevar material pesado a brazo hasta las alturas, lo que se realizó durante todo el tiempo de permanencia en la posición, y a  partir del 31 de mayo bajo el fuego de la artillería enemiga. Mientras se efectuaba el cambio de posición, un Harrier atacó con cohetes a media docena de camiones Unimog vacíos que se habían  empantanado en la turba y a un tractor requisado en Puerto Argentino que había intentado infructuosamente sacarlos, destruyéndolos a todos.

                    La nueva posición se organizó en dos puntos de apoyo, uno en el Monte Harriet, donde estaba el jefe de regimiento con la compañía B y la compañía comando (-) y otro en el Monte Two Sisters a órdenes del 2do Jefe de regimiento con la compañía C y fracciones de la compañía Comando. A ese se agregó otro puesto de socorro a cargo del Tte 1ro Méd Steverlinck. Los elementos logísticos no necesarios en las posiciones ocupaban una base en Puerto Argentino, a cargo del S-4, Capitán  Farinella.

                  Las posiciones se organizaron muy someramente por la carencia de útiles de zapa, material para interceptaciones, redes de enmascaramiento y alambradas. Tampoco se podía hacer pozos de zorro porque a poco de cavar fluía agua, debiendo contentarse con los hoyos de tirador cuerpo a tierra. Además, a partir del 31 de mayo comenzó el fuego de hostigamiento de la artillería de campaña enemiga. Se localizaron tres baterías de 105 milímetros, que tiraban sobre las posiciones del regimiento en forma irregular, de día y de noche. También se recibía fuego de artillería naval durante la noche y esporádicos ataques aéreos.

                               El 1° de junio concurrí al puesto de comando de la Agrupación de Ejército Puerto Argentino a exponer el dispositivo y hacer acuerdos. En esa oportunidad, recibí una orden verbal del Comandante, Grl Jofre, sobre la misión, que fue calificada “de sacrificio” por cuanto el repliegue iba a ser muy difícil de ejecutar. En esos días comenzaron los combates casi cotidianos entre fracciones propias y elementos enemigos (fundamentalmente en misiones de exploración).

                         El 7 de junio, desde la posición del Regimiento se avistó un buque descargando material en Bahía Agradable, informándose al comando de agrupación. Al día siguiente eran dos los buques y se informó nuevamente, produciéndose el exitoso ataque aéreo sobre ellos (eran el “Sir Galahad” y el “Sir Tristram”).

                         El 8 de junio a la noche, efectivos enemigos apreciados en una compañía se infiltraron entre los montes Harriet y Two Sisters y, al ser detectados, se produjo un intenso combate que terminó con su repliegue apoyado por un muy intenso fuego de la artillería de campaña británica
                        Al día siguiente se comprobó movimiento de personal enemigo en Port Harriet House (5 Km al S de la posición); se abrió fuego con morteros pesados y se observó que efectivos del orden de una sección eran evacuados en helicóptero, nuevamente con un intenso apoyo de fuego de artillería.

                       En la segunda semana de junio se recibió agregada una sección del Regimiento de Infantería 12, que no había podido reunirse con la masa de su unidad y fueron recuperadas dos secciones de tiradores de la compañía A, que fueron agregadas al punto de apoyo de Two Sisters. También se recibió el refuerzo de ametralladoras MAG  del Regimiento de Granaderos a Caballo con sus dotaciones.

                      El fuego de hostigamiento de la artillería enemiga se incrementaba y a una de las baterías yo podía observarla con mis binoculares, pero estaba fuera del alcance de las armas de la unidad y de la artillería propia.

                          El 11 de junio a las 23,00 hs  se desencadenó el ataque de la III. Brigada de Comandos de Royal Marines sobre las posiciones del regimiento. El Comando (batallón) 42 atacó el monte Harriet y el Comando 45 el monte Dos Hermanas. El Comando 40 era reserva.

                         En el monte Harriet, la posición fue atacada desde el este y el sur por sendas compañías que habían efectuado un rodeo, mientras la compañía B era aferrada por el resto del batallón atacante.
                        A poco de comenzar el ataque fue herido el  Subteniente Juárez, jefe de la sección morteros pesados y ésta fue puesta fuera de combate. El único apoyo de fuego que se recibía era proporcionado por la batería de 105 mm del Batallón de Infantería de Marina 5. Yo personalmente corregía el tiro en comunicación por radio con el jefe de esa unidad, capitán de fragata Robacio.

                       Ante el progreso del ataque enemigo desde el sur y el este, fue empleada la reserva en un contraataque, siendo rechazado y cayendo herido de 5 balazos el oficial que lo dirigía, Tte 1ro Echeverría.

                       Se continuó combatiendo duramente y el enemigo progresaba en su ataque. Después del combate, estando prisionero, me preguntaron los ingleses qué elementos de visión  nocturna teníamos en el regimiento, porque consideraron muy eficaz el fuego de nuestras ametralladoras. En realidad, no teníamos ninguno para ellas (sólo disponíamos de los visores nocturnos de luz residual, que no son aptos para apuntar), pero como nuestros enemigos hacían un uso muy intenso de la munición trazante, ello facilitaba nuestra puntería. Muy útiles fueron las ametralladoras 12,7 mm para el tiro terrestre. Curiosamente, las del regimiento estaban fuera de servicio y de baja, pero tuvimos la suerte de haberlas hecho reparar en la armería de la unidad y prestaron un excelente servicio en el combate.

                            Cuando se combatía a las distancias próximas, la artillería propia tiraba sobre nuestra misma posición, en un supremo esfuerzo por detener la progresión del ataque.

                           Tras recibir la autorización del Comandante de la Agrupación, ordené el repliegue de los elementos que no estaban aferrados y me trasladé, acompañado del S-2 de la plana mayor, Teniente 1ro Carlucci, al emplazamiento de la compañía B que, a órdenes de su jefe Teniente 1ro Arroyo, continuaba combatiendo por el fuego en la ladera O del cerro. Eran alrededor de la 0300 hs y el enemigo se aproximaba al puesto de comando del regimiento. En esa oportunidad perdí el contacto con el Comando de la Agrupación.

                              En Two Sisters, la posición fue atacada desde el O y el N. Tres jefes de sección de la compañía C fueron puestos fuera de combate: el Teniente Martella muerto y los Subtenientes Mosquera y Pérez Grandi heridos. Estas bajas incidieron en la capacidad de combate de sus fracciones. Al caer el puesto de comando, el oficial de operaciones de la unidad, Capitán López Patterson, consiguió replegarse con las fracciones que no estaban aferradas. También se replegaron las 2 secciones de la compañía A que estaban en Goat Ridge, promontorio rocoso que se encontraba al S de Two Sisters y dependía de este punto de apoyo. El Jefe de una de ellas, Subteniente Nazer, resultó herido, el jefe de la otra, Subteniente Silva, al alcanzar en su repliegue con su sección las posiciones del BIM 5 en el Monte Tumbledown, se agregó a esa unidad; lo mismo hizo el Subteniente Llambías con su sección de la compañía C.

                         Ambas  continuaron el combate junto a los infantes de marina y en la noche del 13 al 14 de junio, Silva murió heroicamente. Tres semanas después fue reconocido su cadáver, que aún empuñaba fuertemente su fusil FAL.
                        A las 0600 hs del 12 de junio el Monte Harriet estaba en manos del enemigo, salvo el sector ocupado por la compañía. B, de la que quedaban alrededor de 60 hombres; la sección del Subteniente Giménez Corvalán había podido replegarse, aunque su jefe resultó herido.

                         Aunque los restos de la subunidad, a la que me había reunido, estaban rodeados por el enemigo que se había apoderado de la cima del cerro, continuó combatiendo por el fuego, pero el enemigo no intentó un asalto.

                         A las 9 y 30 hs, con ese núcleo de resistencia totalmente rodeado y sin posibilidades de repliegue, cesó la resistencia de la unidad.

                         El Regimiento de Infantería 4 debió enfrentar el combate final con un enemigo que lo atacó con una superioridad de 6 a 1 en efectivos y armas, con apoyo de fuego de artillería de campaña y naval. Los británicos tenían gran ventaja en el combate nocturno por su disponibilidad de miras infrarrojas, de las que carecíamos. Además, conocían en detalle nuestro dispositivo merced a los elementos electrónicos emplazados en el monte Kent, la altura dominante de la zona. Ello también le permitía, en los días previos, que cada vez que los morteros pesados del regimiento abrían fuego, fueran inmediatamente batidos por la artillería enemiga. También se recibía este fuego en los emplazamientos de las radios de campaña cuando se las empleaba (la única con la que no ocurría esto era una radio Yaesu de uso civil que había sido requisada en Puerto Argentino y provista a la unidad). Para colmo, era inevitable usar los equipos de radio por cuanto los teléfonos de campaña sólo podían emplearse en comunicaciones internas por carecerse de cable telefónico.

                           Otro aspecto que favoreció a los británicos fue que mientras su personal estaba fresco en el momento del combate decisivo, el nuestro estaba desgastado por una larga permanencia en las posiciones sin relevos, reemplazos ni rotaciones, con un clima frío y húmedo, sin equipo adecuado (problema de pie de trinchera), con alimentación insuficiente (falta de víveres y dificultad para cocinar y distribuir la comida por falta de combustible para las cocinas y de recipientes térmicos para la distribución). Además, nuestro personal estuvo sometido al fuego de hostigamiento de la artillería enemiga, al que no se podía responder por falta de medios, lo que provocaba un sentimiento de impotencia.

                                Pese a todas las circunstancias adversas en que debió combatir y a la desproporción de medios, el RI 4 luchó hasta el límite de sus posibilidades. Prueba de ello fueron los 2 oficiales, 4 suboficiales y 16 soldados muertos  y los 8 oficiales, 24 suboficiales y 89 soldados heridos (no se incluyen las de las secciones agregadas del R I 12 y del Comando de Brigada, que también fueron importantes).

                                El enemigo que nos atacó reconoció el desempeño del RI 4.  El brigadier Julián Thompson, comandante de la III. Brigada de Comandos de Royal Marines escribió en su libro “No picnic”, refiriéndose al combate con nuestro regimiento: “Esto desmiente las informaciones de prensa según las cuales todos los oficiales huían dejando a sus soldados conscriptos para que fueran masacrados  o se rindieran como ovejas.... oficiales y suboficiales se batieron duramente”.

                              Y el Tcnl Nick Vaux, jefe del Comando 42 de Royal Marines escribió en “Cuerpo de Elite” sobre su ataque al monte Harriet: “En esas posiciones, los cuerpos yacían desparramados en las violentas contorsiones de la muerte, porque el enemigo había resistido fieramente”.
                             El reportero inglés Kim Sabido narró el ataque final al RI 4 en “Una cara de la moneda”: “Sin embargo, el avance por las laderas del Monte Harriet fue un asunto lento y cruento. Durante un par de horas parecía que todo iba a salir mal. Acosados en las laderas por los intensos disparos de ametralladoras y tiradores apostados, avanzaban lentamente y a duras penas. Vi caer a varios hombres heridos de bala y a otros los alcanzó la metralla de la continua cortina de fuego que disparaban a distancia. Los hombres que teníamos enfrente no iban a ceder sino era tras una lucha encarnizada”.

                            El Mariscal Foch, último generalísimo aliado en la Primera Guerra Mundial y antiguo profesor de historia militar dijo: “en la guerra se hace lo que se puede con lo que se tiene”. El 4 de infantería cumplió la misión impuesta como escalón de seguridad de la posición defensiva de Puerto Argentino e hizo con sus medios más de lo que podía esperarse, gracias al esfuerzo, sacrificio y abnegación de sus oficiales, suboficiales y soldados, especialmente aquellos que quedaron para siempre en la turba malvinera como testimonio de la irrenunciable  voluntad nacional de recuperar nuestras islas irredentas.-