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7 de junio de 2011

Agro sigue desviando millones en subsidios para la jatropha de Rovira

(misonescuatro.com)En el Ministerio del Agro y la Producción firman sin preguntar. La orden sale de la Legislatura y esos fondos, millones de pesos en subsidios no reintegrables, los maneja el ingeniero Rubén Vega (Foto), quien goza de un próspero presente construyendo fortuna en bienes raíces, negocios gastronómicos, y vehículos caros. Hace unos días, el proyecto de biocombustibles volvió a "recibir" 3,5 millones, que disfrazan en asistencia para productores. Dicen que es la caja más preciada de Rovira para manejar a las colectoras electorales, disfrazadas de oposición.
Con la oposición dispersa o gran parte de ella cooptada por la estrategia Renovadora de subsidiar a las denominadas colectoras del oficialismo misionero –varias de ellas disfrazadas de listas opositoras en los actuales comicios-, el Gobierno y su principal líder, Carlos Rovira, siguen desviando sumas millonarias de fondos públicos a fundaciones y programas de desarrollo productivos.
Se estima que en los últimos años, al menos desde que se aprobó una ley provincial para blanquear el plan de Energía Renovables, Biocombustibles e Hidrogeno, la Provincia giró a los responsables de esos proyectos ciento de millones de pesos, sin que se conozcan mayores resultados. Uno de los proyectos más polémico del Programa Provincial de Biocombustibles es el “Proyecto Jatropha”. Ya recibió varias decenas de millones de pesos de subsidios estatales y hasta ahora, sólo existe un campo de experimentación y desarrollo en el municipio de Candelaria que cultivo un oleaginoso que, al estar de los especialistas, sólo es apto para regiones semiáridas, por lo que el clima subtropical de la región complicaría su desarrollo.

Durante este fin de semana se filtró que el Proyecto Jatropha es manejado por Rovira, desde la presidencia de la Cámara de Diputados, como “pantalla” de desarrollo en el cultivo de biocombustibles; pero en realidad no es más que la fabulosa caja que sigue financiando los planes de poder del caudillo renovador y gran parte de las inversiones privadas de su holding familiar y de amigos.La semana pasada, un funcionario del Ministerio del Agro y la Producción reveló a M4 que a principios de mayo, la Dirección del Servicio Administrativo de esa cartera, procedió a la liquidación y pago de un “aporte no reintegrable” (que no hay que devolverlo) de $ 3.395.000. Salieron del presupuesto vigente del Ministerio que conduce Néstor Ortega, y fue a parar sin pausa pero con prisa a las arcas de un consejo consultivo que maneja el sospechoso –y poco eficaz- plan de la jatropha.

“Lo disfrazan como un programa de apoyo al productor pero los millonarios subsidios no reintegrables pasan a las oficinas del ingeniero Vega”, reveló el funcionario ministerial, quien hizo referencia al ingeniero Rubén Vega, coordinador de la Unidad Ejecutora de Misiones y uno de los funcionarios públicos más prósperos en el mundo de los negocios de las “cuatro avenidas”.

Vega es propietario de varios inmuebles (departamentos y casa de fin de semana), negocios gastronómicos y otras inversiones paraestatales, llegando a construir una fabulosa fortuna apenas consiguió el amparo político de Rovira. Vega es, además, el encargado de financiar –desde sus oficinas públicas- a todos los grupos de dirigentes, funcionarios y candidatos filo renovadores que, alejados de sus raíces partidarias, pidieron asilo en la presidencia de la Legislatura provincial. Por las manos de Vega pasan los contratos y los cheques oficiales para financiar a diputados, intendentes y dirigentes de orígenes peronistas y radicales que abandonaron sus tradiciones y se convirtieron en "quintacolumnas" de la Renovación y, básicamente, del caudillo oficialista Carlos Eduardo Rovira.

No hace mucho, el Ministerio del Agro y el plan Jatropha estuvieron en la mira del Tribunal de Cuentas de la Provincia cuando se descubrió que se había fraguado el Cuit y dibujado una empresa inexistente para desviar casi 4.500.000 de pesos para el mismo programa. Pero las denuncias ante la AFIP y la Justicia se frenaron por obra y gracia de un llamado telefónico.