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15 de abril de 2011

Cruz de Rovira: una inauguración de campaña cargada de críticas y denuncias

 (misionescuatro.com)La polémica cruz ubicada en Santa Ana es parte del frenesí de inauguraciones previstas por los renovadores en tiempos preelectorales. Las críticas a la megaobra ya instalada e inaugurada como el monumento más alto de la Argentina no se hicieron esperar. La mayoría de los dirigentes políticos y sociales que no comulgan con el gobierno, cuestionaron la millonaria inversión que contrasta con la realidad de una provincia donde las desigualdades sociales son moneda corriente.
Finalmente llegó el día. El Gobierno de la Renovación inauguró este jueves la polémica Cruz de Santa Ana, construida en el cerro homónimo, a unos 45 kilómetros de Posadas.

Allí, después del cachetazo electoral del 2006, que le impidió instalar la reelección indefinida en Misiones y que lo puso ante la obligación de cederle el trono a Maurice Closs, el ex gobernador Carlos Rovira sacó de la galera un proyecto de rápida resolución para permanecer en la memoria colectiva de los misioneros: levantó una cruz de hierro y hormigón de 80 metros dentro de un predio de 57 hectáreas que lleva el nombre de "Parque Temático" y la convirtió en el monumento más alto de la Argentina.

Para ello, Rovira y Closs afectaron unos 70 millones de pesos, aunque el costo fue un elemento secundario para la adjudicación del proyecto, ya que la concesión tuvo más en cuenta la propuesta técnica y no la oferta económica, por eso el monto de la obra pasó de 22 millones iniciales a 70 millones de costo final.

El proyecto rovirista deambuló entre excesos e ironías. Curiosamente, la caída política del jefe provincial se produjo luego de que la mayoría de la sociedad misionera, liderada por el obispo emérito de Puerto Iguazú, monseñor Joaquín Piña, votó en contra de la reelección ilimitada, a fines de 2006.

Aun así, Rovira levantó una cruz que, ahora ya instalada e inaugurada, es más alta que el monumento a la bandera rosarino y que el obelisco porteño, y mide casi el doble que la estatua de la libertad y casi el triple que el cristo redentor de Río de Janeiro.

La mayoría de los dirigentes políticos y sociales que no comulgan con el gobierno, cuestionaron la millonaria inversión como una obra que no se corresponde con la realidad de una provincia donde las desigualdades sociales son moneda corriente.

El obispo emérito de Iguazú, monseñor Joaquín Piña se manifestó indignado "por la utilización de símbolos religiosos con fines no religiosos. Esto no tiene nada que ver con la Cruz de Jesús, un lugar de tortura donde colgaban a los condenados a muerte”, afirmó. Agregó seguidamente que el Gobierno gastó enorme cantidad de dinero cerca de un pueblo que carece de fuentes de trabajo, no tiene agua potable ni servicios cloacales, con el 50 por ciento de sus habitantes viviendo por debajo de los índices de pobreza".

En tanto desde la Asociación de Policías Retirados de Misiones, Joaquín Kapco, dijo que existe una deuda histórica con los integrantes de la fuerza y los retirados. “Estas obras no aportan nada a la sociedad, lo único que demuestra el despilfarro de este dinero es la falta de criterio a la hora de la distribución”, puntualizó.

El proyecto formará parte de lo que será el "Parque temático Santa Ana", donde se construirá también un auditorio, un centro de convenciones, una playa de estacionamiento, modernas confiterías, un camino de acceso pavimentado hasta a la cima del cerro -cuya altura es de 400 metros- y otras obras menores que elevarán el costo final pagado con dinero público.

A lo largo de sus cuatro años de construcción, la cruz de Rovira fue calificada hasta de un delirio tiránico por sus detractores, incluido el ex diputado Jorge Galeano, quien ahora pasó a ser socio del ex gobernador en el negocio del manejo del agua del acuífero guaraní.

Por su parte Ernesto Avellaneda, delegado Compromisos con las Bases, aseguró que la obra causa descontento e indignación, y argumentó que una inversión millonario de esa magnitud tendría q ser destinadas a educación, seguridad y pobreza.

"El pueblo de Santa Ana está en desacuerdo con la Cruz", señaló Roberto Keller, ex presidente de la Asociación de Oleros. En este sentido, explicó que los ciudadanos tienen otras necesidades y prioridades. "Estamos desatendidos", dijo.

Keller sostuvo que la mayor preocupación de los habitantes de Santa Ana es el alto nivel de desocupación y las falencias existentes en el sistema de salud y la educación.