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24 de enero de 2013

Gobierno apunta a un mayor ritmo de devaluación para el 2013


(misionesonline.net) Moreno habló de un dólar a $ 6. Implica una suba de más de 20%, contra 24% del 2012.
Escribe Pablo Wende. La aceleración del ritmo de devaluación que impulsó el Banco Central en la última parte del 2012, se mantendría en el 2013. Así se desprende de las declaraciones que efectuó el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, quien al cierre de la gira en Vietnam consideró que “no es descabellado” pensar en un dólar a $ 6 y confirmó que la suba del tipo de cambio se ubicaría en el rango del 18% al 20%.
Si este escenario se confirma, la devaluación para todo 2013 terminaría superando el 14% registrado el año pasado  y que a su vez había sido superior al 8% que se había registrado en 2011. Esta aceleración en el ritmo de aumento del dólar es un reconocimiento más por parte del gobierno de los niveles reales de inflación. Además, se busca alinear el incremento del tipo de cambio con la pauta salarial, que la Casa Rosada busca limitar también al 20% para las negociaciones de este año.
Como el dólar oficial cerró a $ 4,92 este año, un incremento de 20% implicaría un nivel de $ 5,90 para el cierre de 2013. Pero, como bien resalta el economista Miguel Kiguel, director de la consultora Econviews, “la aceleración de la devaluación igual no soluciona los crecientes problemas de competitividad de la Argentina, ya que la inflación sigue subiendo más rápido que el tipo de cambio”.
Un informe de la consultora Analytica, de Ricardo Delgado, analizó cómo se viene comportando el dólar oficial en términos trimestrales. El cambio de ritmo que decidió imprimirle el gobierno es muy notorio. Durante el 2011, por ejemplo, la tasa anualizada de devaluación siempre se mantuvo por debajo de 10%, aunque se aceleró en el último trimestre. El 2012 arrancó tranquilo, con una devaluación anualizada de apenas 7,2%. Pero el gran salto se produce a partir del segundo trimestre, cuando la tasa de devaluación anualizada se duplicó, al 14,1%. Pero entre octubre y diciembre se da un nuevo salto, que lleva ese ritmo de devaluación al nivel más elevado de los últimos años, hasta 21,5% en términos anualizados (o sea por encima del 1,6% mensual).
Las expresiones de Moreno coinciden con las proyecciones de la mayoría de las consultoras, que pronostican un aumento del dólar oficial en torno al 18% para el 2013. Delgado consideró en su último trabajo que el ritmo de suba no sería uniforme, sino que se daría en forma de “U”, es decir que se aplanaría en el segundo trimestre por el ingreso de los dólares de la soja y en el tercer trimestre por la cercanía de las elecciones.
Un dato no menor es que una aceleración del dólar en el mercado oficial mejoraría el rendimiento para los productores agropecuarios, lo que aceleraría la venta de la cosecha de soja a partir de abril.
En ese sentido, no se puede descartar que el propio gobierno haya alentado un aumento del dólar en el mercado informal. El objetivo sería impulsar un rápido aumento durante el verano para luego evitar sorpresas a lo largo del año, especialmente en el período preelectoral. Pero este razonamiento incorpora la idea de que es el propio gobierno el que maneja la cotización del paralelo, una afirmación difícil de convalidar.
Siguiendo con el comportamiento que tendría el dólar oficial a lo largo del año, es posible efectuar algunos cálculos relacionados con el paralelo. Si la brecha llegará al 50% a fin de año (un nivel parecido al que tocó la semana pasada), significa que el blue finalizará el 2013 en niveles cercanos a $ 9. Si se cumple este pronóstico, al paralelo le quedaría por delante un incremento levemente superior al 21%, por lo que no estaría subiendo mucho más que el oficial en lo que resta del año.
Claro que este tipo de pronósticos depende del comportamiento de algunas variables. Si el Banco Central modera el nivel de emisión monetaria, algo improbable, el blue tendría un menor recorrido alcista. También está por verse cuál será el comportamiento del público y las empresas a medida que se acerquen las elecciones. Como sucede en los períodos preelectorales, es lógico pensar que la compra de dólares será un refugio. Y por último también habrá que monitorear el ritmo de ingreso de dólares provenientes de la cosecha.