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23 de junio de 2012

Trezeguet corazón



(Olé.com.ar) Con dos goles de Trezeguet, River le ganó 2-0 a Almirante Brown, se consagró campeón de la B Nacional y, después de 363 días de angustia, vuelve a la máxima categoría del fútbol argentino. El Millo está de vuelta.
Ya está. Gritalo bien fuerte. Desatá el pañuelo. Rompé la estampita. Descruzá los dedos. Tirá el crucifijo… River es de Primera. Otra vez. Volvió a casa, a la categoría de la que nunca debió irse, a la Primera que honró durante 110 años de historia y abandonó durante 363 días. Esta triste pesadilla, los retorcijones de estómago, las noches en vela, al fin quedaron atrás. Serán anécdota. Historia difícil de olvidar. Pasado triste, doloroso, pero pasado al fin. Gracias a Dios. Y a David.
Porque Trezeguet tuvo el sedante para los hinchas de River. No se los pudo dar en el primer tiempo, cuando falló tres veces seguidas, pero sí en arranque del segundo. Cuando los ojos se desviaban hacia los celulares, que traían las noticias de los goles de Quilmes y del desempate con Instituto, apareció el goleador. Pared con un Funes Mori ligeramente en off side, devolución y bombazo junto a un palo. Y alivio. Mucho alivio. No más radios, ni celulares, ni Instituto, ni Quilmes, ni nada. Y, como no pudo cerrarlo con el penal que le atajó Monasterio, al final lo liquidó con un toque sutil tras un pase de Ocampos.
El rendimiento de River a lo largo de toda esta temporada, incluso en este partido final, quedará para discutirlo en otra oportunidad. Porque el equipo de Almeyda, hasta en el día de la consagración como campeón de una B Nacional más dura que nunca, tuvo altibajos, pozos, bajones y fútbol en cuenta gotas. Pero eso será parte de los recuerdos. Porque River, al fin, volvió a Primera.