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29 de julio de 2011

Ingeniero de la EBY se cruzó con Rovira por el fastuoso palacete de Punta Laurel



(misionescuatro.com) El caudillo renovador pretendió imponer sus fueros de mando ante un técnico de Yacyretá que fotografió su residencia costera, en medio de un relevamiento de obras. El ingeniero, un ex diputado radical vinculado a la Coordinadora, fue increpado por Rovira pero no se calló y le aclaró que el sólo cumplía con su trabajo. Tuvo que intervenir Closs para frenar el "pedido de cabeza". La crisis interna se dio cuando la EBY diseña un nuevo tramo de la costanera que tiene que pasar por el puerto privado de la residencia de Rovira-Spotorno. El ex gobernador se comió el camino de sirga, donde tendría que pasar un tramo de 5.000 metros, desde el Mártires hasta el Pira Pytá.
En medio de la polémica que desató la inminente cesión de un terreno costero de uso público al ex presidente renovador de la convención constituyente, Rolando Kegler -que pretende anexarlo a su lujosa propiedad privada-, trascendió que hubo un duro enfrentamiento entre un técnico de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) y el presidente de la Legislatura, Carlos Rovira.
Dicen que la historia comenzó unos días antes de las elecciones del pasado 26 de junio, cuando los encargados del sector Medio Ambiente y Obras Complementarias de la EBY Posadas supervisaban la zona costera del paraje Punta Laurel, donde Rovira le da los últimos retoques a su fastuosa mansión de cara al río.
La pequeña comitiva, liderada por un ingeniero agrónomo de carrera en la Eby, realizaba tareas de relevamiento en el lugar, con tomas fotográficas e inspecciones sobre el denominado camino de sirga.
Allí, la dirección ejecutiva de Yacyretá diseña un nuevo tramo de la costanera oeste. Se trata de unos 5 kilómetros de avenida que la EBY tiene planeado construir entre el nuevo puente del arroyo Mártires, hasta su intersección con la avenida San Martín, en la zona del club Pira Pytá.
El ingeniero, de fuertes vínculos radicales y asociado al proyecto K desde el clossismo, tomaba fotos de la propiedad de Rovira y su avance sobre el camino de sirga, cuando dos custodios del ex gobernador y caudillo renovador se enfrentaron con su trabajo.
Los uniformados, que custodian la residencia privada del político, valuada en varios millones de dólares, se interpusieron en forma violenta ante la inspección técnica del ingeniero y lo intimidaron a que abandone el lugar.
El relevamiento del ingeniero radical, pariente cercano de unos de los históricos operadores de la Coordinadora y amigo dilecto del gobernador Maurice Closs, habría confirmado algo que, hasta hace pocos meses, era un secreto a voces.
La faraónica propiedad de Rovira y su esposa Rosana Spotorno se extendió -sin límites- hasta las aguas del río Paraná, a través de una costa privada levantada por más de 1.000 camiones de Vialidad Provincial, que en el lugar volcaron piedra, arena y refulado.
Así, Rovira, sostienen las revistas del corazón, logró entusiasmar a su mujer con un majestuoso palacete, a sólo 10 minutos del centro y del Aeropuerto de Posadas, con una suerte de costanera propia, exclusiva, como las grandes residencias de Saint Tropez, en la costa azul francesa.
Tensa cumbre, en el despacho del caudillo. Apenas el ingeniero de Medio Ambiente y Obras Complementarias abandonó Punta Laurel, los patovicas anoticiaron a su jefe, sobre la expedición de los funcionarios de la Entidad Binacional.
Fue allí, cuentan sus secuaces, que Rovira estalló en cólera y convocó a una suerte de “cumbre de estado” en su despacho parlamentario.
Más tarde, visiblemente contrariado y excitado por la situación, apareció el arquitecto Oscar Thomas, director ejecutivo de Yacyretá. Y un rato después, el ingeniero en cuestión, que unas horas antes había osado fotografiar la propiedad del ex Gobernador y actual jefe parlamentario.
Sobre la reunión se conocen dos detalles claves. La incipiente estocada que Rovira pretendía darle a Thomas y a su empleado técnico, por haber irrumpido en sus aposentos, contrariando las leyes del poder; y la indómita voz de desacato que esgrimió el ingeniero radical y ex legislador misionero en tiempo del “machismo”.
Algunos fisgones reconstruyeron el relato en las oficinas de la Cámara de Diputados. “Que tenes que hacer vos fotografiando mi casa. No te lo voy a permitir”, dicen que desafió Rovira al ingeniero, mientras que Thomas sacudía su cabellera y se acomodaba sus gafas, sin saber como enfrentar la situación.
“A mi nadie me va a enseñar a cumplir lo que debo hacer y menos voy a permitir que me quieran patotear. Yo al trabajo lo hago y parte de tu casa se construyó sobre un plan de obras, sobre un espacio físico que corresponde al uso público…”, dicen que disparó el ingeniero, dueño de un carácter templado y firme, a quien no le suelen asustar las diferencias de rangos en las política vernácula misionera.
Pero no todo terminó allí. Rovira pretendió avanzar sobre la permanencia del ex diputado en los equipos técnicos de la EBY Posadas, que asumió cuando De la Rúa gobernaba el país, y se encontró con una inesperada resistencia desde La Rosadita.
“A este hombre no me lo tocan”, dicen que aclaró Maurice Closs ante Thomas, cuando el director de la EBY le pasaba revista sobre los alcances del tenso encuentro entre el ingeniero y el caudillo renovador.
El camino de sirga. No es la primera vez que Yacyretá se encuentra con propiedades privadas que se adueñaron de las costas del Paraná, violando las exigencias del Código Civil Argentino y las disposiciones de la Municipalidad de Posadas.
Entre las restricciones y limites al dominio privado el Código Civil argentino estableció el camino de sirga en el art. 2369, que dice: “Los propietarios limítrofes con los ríos o con canales que sirven a la comunicación por agua están obligados a dejar una calle o camino publico de 35 metros hasta la orilla del río, o del canal, sin ninguna indemnización.
Los propietarios ribereños no pueden hacer en ese espacio ninguna construcción ni reparar la antiguas que existen, ni deteriorar el terreno en manera alguna”; y el art. 2640 establece que: “Si el río o canal atravesare alguna ciudad o población, se podrá modificar por la respectiva municipalidad, el ancho de la calle publica, no pudiendo dejarla de menos de quince metros”.