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1 de noviembre de 2013

Hasta El Soberbio llegan por semana cuatro camiones cargados con soja

    Todos saben del cruce ilegal del producto a Brasil, pero nadie se anima a denunciar. Los pasos más utilizados se encuentran en Colonia Monteagudo y Paraje Sarandí. La presencia de policías y gendarmes es insuficiente.
Mientras avanza la investigación interna que busca determinar qué responsabilidad tiene el comisario Héctor Araujo en relación al contrabando de soja a Brasil, trascendieron nuevos detalles respecto de la forma en que operan las organizaciones que se dedican al tráfico de oleaginosa.
Se trataría de una banda con roles definidos y ejercitados al milímetro, que se encarga no sólo de recibir el producto, sino también de fraccionarlo y luego trasladar la carga hasta la costa del río Uruguay, donde en pequeñas embarcaciones se cruza a territorio brasileño.
Por semana ingresan hasta cuatro camiones repletos de soja, provenientes de Chaco, e incluso hay quienes recordaron que en algunas oportunidades llegaron a pasar cuatro equipos en un lapso que no superó las tres horas.
El producto, adquirido en el mercado negro, es trasladado directamente a los depósitos clandestinos que hay en zonas un poco alejadas del casco céntrico -según contaron- y es fraccionada en bolsas de 50 kilogramos, que facilitan el transporte.
En esa instancia toma relevancia el trabajo de mucha gente en el municipio, sobre todo jóvenes, a quienes le pagan hasta 300 pesos por hora para que embolsen el producto. 
Esa tarea se concreta durante el día, ya que a la noche aprovechan para los cruces por el río.
La soja que llega nunca permanece más de 24 horas en suelo argentino y cada vez que se concreta el operativo de envío, se organizan para que del lado brasileño haya gente esperando el cargamento y lo guarde de manera inmediata pero lo más sigilosa posible. 
Los lugares más frecuentes por donde se pasa el contrabando son Colonia Monteagudo y Paraje Sarandí, justamente donde se realizaron los dos últimos operativos que dejaron al descubierto, una vez más, la falta de seguridad en esa zona.
Es de público conocimiento en el pueblo la existencia de un lugar estratégico de la ruta costera en la que sacan el guardarrail cada vez que sea necesario, para deslizar las bolsas aprovechando la pendiente y luego las acomodan lo más cerca posible de la orilla del río. 
Incluso, trascendió que luego del derrape y posterior vuelco del camión repleto de soja en medio del pueblo, el 6 de septiembre del año pasado, los camiones comenzaron a utilizar otra vía para llegar hasta los lugares de acopio, pasando previamente por Oberá y Santa Rita. 
En el pueblo, la mayoría de los habitantes sabe quiénes son los contrabandistas y la forma en que se mueven, pero por temor prefieren guardar silencio. Los que se animan a contar lo que vieron, ruegan que jamás se los mencione. 

Muchos kilómetros permeables 
La cantidad de soja que es enviada diariamente a Brasil, deja al descubierto una realidad conocida pero nunca atendida, que tiene que ver con la permeabilidad que existe en la frontera y que termina alentando a los contrabandistas.
En realidad, el envío de soja es lo que sobresale actualmente por la ganancia que obtienen, porque se manda o ingresan al país una variedad importante de productos, que van desde combustible hasta tractores o máquinas agrícolas, y ni hablar de electrodomésticos, confiaron.
Los conocedores de la zona comentan que si bien existe un destacamento de Gendarmería, éste sólo cuenta con una veintena de uniformados para custodiar 90 kilómetros de frontera. Es más, la cantidad de gendarmes disminuyó con el traslado de efectivos a otros puntos del país, ordenado por el Gobierno nacional.
Por otro lado, los operativos desnudaron también la falta de policías en una comunidad que se siente desprotegida. 
El Soberbio cuenta con menos de veinte policías que son distribuidos en varias dependencias.
Ante este contexto no sorprende que nadie se quede callado, más allá de comentar cada vez que cae algún cargamento. 
“Si hablás es factible que te pase algo y hasta que se entere la Policía o se organice un operativo, en diez minutos como máximo, el contrabandista está en Brasil”, advirtieron.