
Las largas colas en las estaciones de servicio se han transformado en un paisaje habitual de esta ciudad, que ha sufrido un difícil verano por esta situación.
La falta de combustible no es un tema menor en la turística localidad, y a la alta afluencia de visitantes se le suma la gran demanda debido a la situación geográfica de frontera.
En los últimos meses hubo días enteros sin nafta en los surtidores, y luego de la reposición los automovilistas debieron soportar filas de varias horas para cargar sus tanques.
Si bien existen carriles diferenciados, la demanda es muy alta y la atención es lenta, aunque los playeros hacen lo que pueden. La queja de los locales y turistas se hace notar. La estación de YPF es la más concurrida, por exhibir precios menores.
“Estuve una hora haciendo fila y cuando llegué al surtidor no había más nafta común, se llevan todo los paraguayos y brasileños”, se quejó un taxista.
Cuando llega el camión cisterna, las filas son interminables. Se mezclan vehículos de porte mediano y grande, motocicletas y hasta gente con bidones esperando conseguir algo más de combustible.
Los surtidores diferenciados para nacionales y extranjeros se respetan sólo si algún playero se da cuenta de la situación o si hay agentes de Tránsito en el lugar. De lo contrario, el beneficio para los argentinos pasa desapercibido.
“Es un dolor de cabeza cargar combustible, la fila quita mucho tiempo, hay que venir tranquilo y esperar, no queda otra”, comentó otro automovilista.
Para los vecinos de ciudades fronterizas es muy conveniente, y con más razón desde que la diferencia cambiaria se incrementó. “Es muy barato abastecerse aquí, conviene mucho”, indicó un paraguayo que se encontraba con toda su familia en la fila de una estación de servicio.
Para los taxistas es más difícil la situación, ya que hay días en los que no trabajan porque no consiguen nafta, y si compran en otro lugar a mayor precio no les conviene.