(territoriodigital.com) Los vecinos más cercanos a la cantera del obrador de la empresa que pavimenta la ruta nacional, indicaron que las explosiones “se sintieron más porque se hicieron con lluvia, presión alta y los ruidos son más potentes”
El misterio del temblor en el suelo que gran parte de los habitantes de esta localidad experimentaron el pasado lunes al mediodía, podría tener como epicentro las detonaciones que se realizan rutinariamente en el último tramo de la ruta nacional 14, que aún resta asfaltar.
Pocos minutos antes del mediodía del pasado lunes, la tranquilidad habitual previa a la hora del almuerzo, era la de siempre hasta que por segundos una situación anormal los intranquilizó como cuando azotó el tornado F4 hace ya 3 años y que dejó un luctuoso saldo de 11 muertos.
Según se pudo comprobar entre ese lunes y ayer, el temblor en la tierra se sintió poco después de las 11:50 y duró por algunos minutos, tan pocos, que para las 12 en punto, todo había vuelto a la normalidad y desde entonces, los comentarios empezaron a dispersarse tan rápido que pronto todos estaban conjeturando sus propias teorías.
Ayer, fueron muchos más los colonos, los habitantes de distintos parajes y barrios que confirmaron a El Territorio, que “las detonaciones se estuvieron haciendo hasta el mediodía”.
Si bien ningún responsable directo de la empresa constructora JCR desmintió o explicó lo sucedido de acuerdo a los dichos de los asustados habitantes de las colonias, sí se pudo saber de acuerdo a un encargado de segunda línea de la firma, que “inmediatamente escuchamos las detonaciones, los mandé a que terminaran con eso… ellos simplemente siguieron con las órdenes de rutina, de concretar las explosiones”.
La misma persona ligada a la empresa constructora, se animó a decir, siempre bajo la reserva de su identidad, que “se habría tratado de una equivocación de los operarios, ya que cuando está por llover, cuando está nublado y hay presión alta, está prohibido dinamitar”.
Pocos minutos antes del mediodía del pasado lunes, la tranquilidad habitual previa a la hora del almuerzo, era la de siempre hasta que por segundos una situación anormal los intranquilizó como cuando azotó el tornado F4 hace ya 3 años y que dejó un luctuoso saldo de 11 muertos.
Según se pudo comprobar entre ese lunes y ayer, el temblor en la tierra se sintió poco después de las 11:50 y duró por algunos minutos, tan pocos, que para las 12 en punto, todo había vuelto a la normalidad y desde entonces, los comentarios empezaron a dispersarse tan rápido que pronto todos estaban conjeturando sus propias teorías.
Ayer, fueron muchos más los colonos, los habitantes de distintos parajes y barrios que confirmaron a El Territorio, que “las detonaciones se estuvieron haciendo hasta el mediodía”.
Si bien ningún responsable directo de la empresa constructora JCR desmintió o explicó lo sucedido de acuerdo a los dichos de los asustados habitantes de las colonias, sí se pudo saber de acuerdo a un encargado de segunda línea de la firma, que “inmediatamente escuchamos las detonaciones, los mandé a que terminaran con eso… ellos simplemente siguieron con las órdenes de rutina, de concretar las explosiones”.
La misma persona ligada a la empresa constructora, se animó a decir, siempre bajo la reserva de su identidad, que “se habría tratado de una equivocación de los operarios, ya que cuando está por llover, cuando está nublado y hay presión alta, está prohibido dinamitar”.
“Trituración de piedras”
Las fuentes que pidieron la reserva de sus nombres aseguraron que el lunes los operarios se dedicaron a la tarea de “trituración de piedras”, tanto las que están bajo tierra como con las más grandes que habían quedado de jornadas anteriores, sobre la superficie.
En el obrador de la empresa JCR -ruta nacional 14 kilómetro 1053- a cargo de la construcción de la ruta 14 tramo San Pedro-Bernardo de Irigoyen y la internacional que unirá San Pedro con Paso Rosales, frontera con Brasil, sólo se encontraba Mario, un empleado administrativo.
“No sé nada, me trajeron algunos fax sobre el caso pero yo ayer no trabajé y cuando llueve no se trabaja en la cantera, no puedo contarle nada”, explicó a El Territorio.
En la cantera, situada a unos 5 kilómetros de la rotonda de Gramado y a 10 del obrador, se estaba trabajando normalmente.
“Los vecinos fueron mucho más precisos: el matrimonio José Carlos Rodríguez y esposa que estaba trabajando en levantar una casita de madera a un costado de la nueva traza de la ruta nacional 14 confesó “ayer claro que trabajaron, sólo que el mal tiempo parece que potencia más el ruido de las dinamitas, pero fue todo normal, ya estamos acostumbrados”, aseguró.
En el acceso a la cantera, a unos 2.000 metros de la nueva traza, hay chacras y viven colonos.
Nélida Solañuk atendió amablemente a los reporteros e hizo su lectura: “Qué tanto lío se hace la gente por una dinamita, en el pueblo están escandalizados, ayer se trabajó normalmente. Cuando llueve y hay cielo nublado (presión alta), el suelo tiembla un poquitito más, ya estamos acostumbrados, hace más de un año que dinamitan de esa forma, pero el lunes fue más fuerte por la humedad que hay”.
Las fuentes que pidieron la reserva de sus nombres aseguraron que el lunes los operarios se dedicaron a la tarea de “trituración de piedras”, tanto las que están bajo tierra como con las más grandes que habían quedado de jornadas anteriores, sobre la superficie.
En el obrador de la empresa JCR -ruta nacional 14 kilómetro 1053- a cargo de la construcción de la ruta 14 tramo San Pedro-Bernardo de Irigoyen y la internacional que unirá San Pedro con Paso Rosales, frontera con Brasil, sólo se encontraba Mario, un empleado administrativo.
“No sé nada, me trajeron algunos fax sobre el caso pero yo ayer no trabajé y cuando llueve no se trabaja en la cantera, no puedo contarle nada”, explicó a El Territorio.
En la cantera, situada a unos 5 kilómetros de la rotonda de Gramado y a 10 del obrador, se estaba trabajando normalmente.
“Los vecinos fueron mucho más precisos: el matrimonio José Carlos Rodríguez y esposa que estaba trabajando en levantar una casita de madera a un costado de la nueva traza de la ruta nacional 14 confesó “ayer claro que trabajaron, sólo que el mal tiempo parece que potencia más el ruido de las dinamitas, pero fue todo normal, ya estamos acostumbrados”, aseguró.
En el acceso a la cantera, a unos 2.000 metros de la nueva traza, hay chacras y viven colonos.
Nélida Solañuk atendió amablemente a los reporteros e hizo su lectura: “Qué tanto lío se hace la gente por una dinamita, en el pueblo están escandalizados, ayer se trabajó normalmente. Cuando llueve y hay cielo nublado (presión alta), el suelo tiembla un poquitito más, ya estamos acostumbrados, hace más de un año que dinamitan de esa forma, pero el lunes fue más fuerte por la humedad que hay”.
En 2007, en Cerro Corá, “llovieron piedras”
POSADAS. Varias familias de Cerro Corá denunciaron a la empresa constructora de la ruta provincial 3, tras una de las tantas jornadas de dinamitación en la cima de una colina, ya que provocaron que piedras de hasta 50 centímetros de diámetro y más volaron por los aires y destrozaran viviendas enteras ubicadas en la parte baja, a más de 40 metros de la explosión.
La insólita situación se vivió durante el mes de marzo de 2007 en la localidad de Cerro Corá, ubicada a unos 40 kilómetros al norte de la capital misionera de Posadas.
Según informaron por entonces desde la comisaría local, la primera detonación fue cerca del mediodía y luego comenzaron a llegar las exposiciones y denuncias de los vecinos por destrozos en autos y residencias.
La carretera en construcción atravesaba (y atraviesa) el pueblo y sobre ella se encuentra la comisaría, en la manzana 35. A unos 500 metros de la seccional estaba la casa de Lucía Alonso, ubicada al pie de un pronunciado cerro. Su casa era de material y si bien no se trataba de una construcción nueva, estaba en buen estado.
Y caótica era la situación de la familia de Lucía Alonso, ya que al ir a observar la casa vieron que sobre ella habían llovido piedras de hasta 50 centímetros de diámetro. Todo fue destruido, desde las chapas, el cielorraso, muebles, vidrios, plantas, adornos del jardín, el pasillo de entrada construido de cemento, las rejas de la ventana del almacén y la tapa del freezer que estaba debajo de la ventana, entre otras cosas.
En la casa tampoco había luz ni teléfono, ya que las líneas se soltaron con las explosiones.
Además, otro de los hijos, Jorge Acosta, filmó con su celular el momento de la segunda explosión y se lo enseñó a El Territorio; la toma se hizo a unos 300 metros y se vio cómo las piedras se elevaron a más de 100 metros por el aire y se esparcieron hacia sus costados.
“A la mañana cayeron piedras sobre la casa de mamá y a ellos parece que no les importó, porque a la tarde volvieron a dinamitar y rompieron todo”, dijo Nora Acosta, en el mes de marzo de ese 2007.
“Nosotros hablamos con un ingeniero de la obra, que se llama Picini o algo así, y nos dijo que no nos preocupásemos, que nos iban a dar 40 chapas; creen que eso nos sirve, cuando en realidad rompieron toda la casa”, detalló Nora muy enojada.
La insólita situación se vivió durante el mes de marzo de 2007 en la localidad de Cerro Corá, ubicada a unos 40 kilómetros al norte de la capital misionera de Posadas.
Según informaron por entonces desde la comisaría local, la primera detonación fue cerca del mediodía y luego comenzaron a llegar las exposiciones y denuncias de los vecinos por destrozos en autos y residencias.
La carretera en construcción atravesaba (y atraviesa) el pueblo y sobre ella se encuentra la comisaría, en la manzana 35. A unos 500 metros de la seccional estaba la casa de Lucía Alonso, ubicada al pie de un pronunciado cerro. Su casa era de material y si bien no se trataba de una construcción nueva, estaba en buen estado.
Y caótica era la situación de la familia de Lucía Alonso, ya que al ir a observar la casa vieron que sobre ella habían llovido piedras de hasta 50 centímetros de diámetro. Todo fue destruido, desde las chapas, el cielorraso, muebles, vidrios, plantas, adornos del jardín, el pasillo de entrada construido de cemento, las rejas de la ventana del almacén y la tapa del freezer que estaba debajo de la ventana, entre otras cosas.
En la casa tampoco había luz ni teléfono, ya que las líneas se soltaron con las explosiones.
Además, otro de los hijos, Jorge Acosta, filmó con su celular el momento de la segunda explosión y se lo enseñó a El Territorio; la toma se hizo a unos 300 metros y se vio cómo las piedras se elevaron a más de 100 metros por el aire y se esparcieron hacia sus costados.
“A la mañana cayeron piedras sobre la casa de mamá y a ellos parece que no les importó, porque a la tarde volvieron a dinamitar y rompieron todo”, dijo Nora Acosta, en el mes de marzo de ese 2007.
“Nosotros hablamos con un ingeniero de la obra, que se llama Picini o algo así, y nos dijo que no nos preocupásemos, que nos iban a dar 40 chapas; creen que eso nos sirve, cuando en realidad rompieron toda la casa”, detalló Nora muy enojada.