Los documentos no serían falsificados ya que cuentan con las mismas medidas de seguridad que las originales y con la numeración duplicada. La firma proveedora de las estampillas es Casa Choza.
Tras realizar el proceso habitual para adquirirlas, -es decir, solicitar la autorización al INYM; abonarlas y retirarlas en paquete cerrado del banco-, el sector contable de la empresa yerbatera que denunció la irregularidad, detectó que dentro del mismo paquete había estampillas con numeración duplicada.
Los industriales presentaron entonces una nota al directorio del Instituto, denunciando la existencia de esta grave irregularidad, pero hasta ayer el directorio ni siquiera consideró el escrito ni inició una investigación propia. Aunque trascendió que el presidente del organismo estaba al tanto de la cuestión, no habría ocurrido lo mismo con el resto de los integrantes del directorio.
Recién ayer la comisión de Fiscalización del INYM, cuyo secretario es el director Ramiro López, decidió evaluar si le envían una carta documento a la firma encargada de confeccionar las estampillas.
Ramiro López es el mismo director, representante de los secaderos, que votó en junio pasado una multa mínima favoreciendo a la empresa CBSé, en un caso de una inconsistencia de stock de más de 600 mil kilos de yerba.
En este caso, el banco entregó las estampillas originales y las mellizas, pero la existencia genera dudas sobre la empresa Casa Choza, que podría mandar por fuera del circuito las estampillas clonadas a quienes operan en negro.
La clonación de estampillas implica no sólo un desfalco al INYM, sino a la Dirección General de Rentas, ya que la posesión de estampillas duplicadas, permitiría la comercialización de yerba adquirida en negro sin que esta irregularidad sea detectada por el fisco.