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7 de enero de 2015

Le confesó a taxista que su novio participó en el homicidio de Maidana

(territoriodigital.com) Fue la semana pasada. En estado de shock una mujer le contó sobre el miedo que le tiene a su pareja. El trabajador lo denunció y declarará.
La confesión de una mujer a un taxista durante un viaje, encendió una nueva luz de esperanza en torno a lograr el esclarecimiento del homicidio de la estudiante Lucía Maidana (23), quien fue violada, asesinada a golpes y quemada en abril de 2013.
 Fue la semana pasada cuando, en estado de shock y visiblemente alterada por el presunto ataque de su pareja, la joven le contó al trabajador del volante que temía denunciar al agresor porque era un sujeto peligroso, con antecedentes penales.
 En la media hora que duró el viaje la pasajera encontró un oído que la escuchó y eso motivó a que fuera más allá en su descarga. En ese estado aseguró que le tenía miedo a su novio porque este había estado con otras dos personas en el crimen de Lucía.
 El taxista insistió varias veces con que denuncie al agresor, pero sin saber si realmente lo iba a hacer, apenas ésta se bajó del coche se comunicó con la Línea 137 de violencia de género y contó con lujos de detalles todo lo que escuchó de boca de la muchacha.
 En la denuncia el trabajador detalló todas las instancias del viaje que hizo junto a la mujer, desde que subió al vehículo hasta que la dejó. Los datos llegaron a manos del Juez de Instrucción Uno de Posadas, Marcelo Cardozo, quien instruye en la causa.
 Sin perder tiempo, citó al taxista para este jueves a la mañana a fin de volver a escuchar su testimonio, además pedirá mayores precisiones respecto a las zonas por donde anduvo y el trayecto recorrido.

El taxista también aportará datos respecto a la apariencia física de la muchacha, que permitiría confeccionar un identikit para luego buscarla. Por el momento se presume que es una joven ajena a Nicolás Sotelo, principal sospechoso y quien estuvo detenido por el homicidio.

Avances
La investigación del asesinato de Lucía Maidana (23) dio a principios de diciembre del año pasado un paso clave, luego de que los pesquisas encontraran las llaves del departamento donde la estudiante de Comunicación Social fue asesinada.

El hallazgo se produjo en la canaleta del techo de un jardín de niños ubicado frente al edificio de la Facultad de Humanidades de la Unam, lugar donde estudiaba la víctima fatal, sobre calle Tucumán, entre Colón y San Lorenzo.
 Los pesquisas dieron con las llaves por el dato aportado de un joven conocido de Sotelo. Esta persona se presentó ante el juez y contó que vio -durante los primeros días posteriores al asesinato- al sospechoso tirar las llaves desde el edificio de la facultad hacia el techo de esa construcción.
 El dato activó la búsqueda, que resultó positiva cuando se cotejó que las llaves corresponden a las cerraduras del portón de ingreso al predio de departamentos y a la puerta de ingreso de la vivienda que alquilaba Maidana.
 Entonces la pericia volvió a poner la sospecha sobre Sotelo, a quien en mayo de 2013 el juez Cardozo dejó en libertad por falta de mérito.
 Para su abogado defensor, Alejandro Jabornicki, el plazo está vencido y bajo ningún punto de vista habría motivos o razones para volver a detenerlo. Por eso pidió su sobreseimiento pero fue denegado el pasado 23 de diciembre, decisión que fue apelada este lunes.
 Cronología de un crimen aberrante
Lucía Maidana fue asesinada en la madrugada del domingo 6 de abril. La estudiante fue violada, golpeada brutalmente y quemada en su departamento del barrio El Palomar.
 Esa noche, un vecino notó abundante humo proveniente de uno de los departamentos de alquiler de la calle Estado de Israel 3495, aledaños a su propiedad. Creyendo de que se trataba de un incendio en el departamento alquilado por Lucía, avisó a la Policía. Fueron los investigadores los que vieron el cuerpo de la joven, boca arriba y en llamas, a pocos pasos de un colchón, donde el homicida la dejó semiinconsciente y luego la prendió fuego.

La autopsia confirmó días después que fue golpeada con la punta de una pata de cabra o martillo con saca clavos, pero las causas de su muerte fueron “inhalación de monóxido de carbono, quemadura por fuego directo y traumatismo de cráneo”.
 También se demostró que el asesino intentó limpiar la sangre en el lugar del crimen y quemar el departamento para borrar toda prueba. Por si todo esto fuera poco, la víctima oriunda de Capioví, tenía restos de semen en el cuerpo.
 Pocos días después detuvieron como sospechoso a Nicolás Sotelo, estudiante de Antropología que vivió en el mismo inquilinato que Maidana, y con quien mantuvo una serie de altercados, discusiones y amenazas. Los incidentes que protagonizó el sujeto en el lugar motivaron al propietario a solicitarle que abandone el predio.

 Se presume que Sotelo lo hizo, pero con un juego de llaves que se le habría extraviado a Maidana. Por eso se le practicaron pruebas genéticas para cotejar los rastros hallados en el cuerpo de la joven pero todas dieron negativo, inclusive en las muestras de ropa manchada con sangre que fueron descubiertas en una pieza de pensión, muy cerca del departamento de Maidana, donde el sospechoso se había mudado. Con las confirmaciones negativas, Sotelo fue liberado, beneficiado por la falta de mérito.