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13 de septiembre de 2013

En El Soberbio los vecinos quieren recuperarse de la década perdida

En El Soberbio los vecinos quieren recuperarse de la década perdida
Los pobladores se autodefinen como mansos, olvidados y excluidos de las decisiones políticas. A partir de la crisis institucional, comenzaron a organizarse. No les importa tanto el destino de Coleco, sino el futuro de la localidad
Cómo un pueblo puede tener la osadía de llevar Soberbio como nombre. Representó la primera resistencia pacífica que los primeros pobladores debieron sortear hace más de seis décadas, para sostener la denominación actual surgida del arroyo homónimo que recorre el departamento Guaraní. En la actualidad, se conserva su inefable belleza natural, con todo su potencialidad turística que culmina con los Saltos del Moconá, sumado al esfuerzo de sus pobladores, asentados tanto en la zona urbana como rural. Pero, estas virtudes contrasta con la falta de planificación, urbanización y desarrollo en los últimos años. Lo que fuera pura rebeldía de los primeros colonos asentados en el Alto Uruguay, se fue tornando en conformismo o consentimiento. “El Soberbio es uno de los pueblos más mansos que hay en la provincia”, definió Sixto Martínez (53) titular de la Cámara de Comercio. Sobre el tema, Mario Héctor Pereira (54), un profesor de Educación Física que vivió siempre en la localidad, añadió “todo lo que en otra comunidad se tornó en anormal, acá es normal”. Esto se puede percibir dentro de la misma zona urbana. “Acá, por ejemplo, se produjo un desarrollo urbano anárquico”, observó Pereira. Indicó que cada uno construye a su entender y criterio, violando cualquier norma urbanística o de planificación. Lo mismo sucede en los barrios más empobrecidos, que viven de las pensiones, planes sociales o changas. “Con eso sobrevivimos”, sostuvo el changarín Jorge Martínez (23), quien también tiene una esposa pensionada. Los barrios son los que más sufren la ausencia de gestión o planificación municipal. Cada vecino se arregla como puede. Por ejemplo, para acceder al agua potable en el barrio Estación, los pobladores recurren a los que tienen pozos perforados. Éstos proveen del vital líquido cobrando 60 pesos por mes, como si fuera una empresa. Es que el servicio brindado por la comuna no da abasto y los que tienen más recursos optan por no consumir, por la dudosa calidad del producto que llega a los domicilios. “Si nos quedamos sin energía eléctrica, está todo bien; y, si nos quedamos una semana sin agua y sigue estando todo bien, porque nadie se queja”, añadió Martínez. Lili Irma de Rosinseski es una jubilada a cargo del comedor La Costera en el microcentro. Habita desde hace 40 años la localidad y lamenta, que “no se está dejando nada a la futura generación”. Reclaman, al menos “una escuela terciaria con salida laboral”. Cuestiona además la falta de respeto a las normas. “Un supermercado vende alcohol en la vereda, cuando para eso fueron habilitados los bares o restaurantes; los vendedores ambulantes se ríen de los que pagan sus impuestos”. Aún peor, siendo El Soberbio uno de los centros turísticos carecen de servicios esenciales. “De la Terminal de Ómnibus, los turistas se sorprenden de la falta de cuidado y ni hablar de la plaza”. Los nuevos desafíos Tanto quienes manejan una empresa o viven en un barrio, sienten que “algo hay que hacer para que esto cambie”. La crisis institucional que derivó en la suspensión temporal del intendente Alberto “Coleco” Krysvzuk provocó un sacudón en los ciudadanos. “La gente se hartó de llegar a la intendencia y no tener quién lo atienda”, resumió Rosinseski. “Es que Coleco administraba la comuna desde la radio”, explicó. Pero poco importa el destino de Coleco, sino del pueblo. Por eso expresó que tiene mucha fe en la Comisión Investigadora que está analizando la situación de la comuna. “Paradójico es lo de El Soberbio: tenemos una Presidenta (Cristina Fernández) que nos habla de una década ganada y en un minúsculo punto de la provincia, sus habitantes no pueden manifestar lo mismo y va a ser muy difícil recuperar la década perdida”, dijo Pereira. Esto último, en alusión al tiempo que está al frente de la comuna el suspendido intendente. Pero al romperse el silencio y el temor en esta localidad, se respira un nuevo aire. “Hacemos caminatas en protesta, nos juntamos, debatimos y esto no se daba antes”, coinciden. De esta manera los pobladores, golpeados por la falta de una administración transparente que destruía instituciones, están recuperando memoria y proyectan defender los objetivos que dieron origen al nombre de la ciudad. Opiniones “La gente se hartó de llegar a la intendencia y no tener quién la atienda. Además no se respetan las normas”. Lili Irma de Rosinseski Comerciante “El Soberbio se ha estancado en todos los niveles, desde lo cultural a social y sólo ha crecido por esfuerzo de los privados”. Mario Héctor Pereira Profesor de Educación Física “El Soberbio es uno de los pueblos más mansos que hay en la provincia. Y es el momento de que El Soberbio despierte y que tengamos independencia en las decisiones”. Sixto Martínez Presidente de la Cámara de Comercio